martes, 18 de noviembre de 2008

Primeras impresiones

Después de un viaje largo por delante, por fin había puesto pies en Australia. Aún me parecía mentira que estuviese allí, y parece que está cerca... ni mucho menos, pero más cerca que desde España desde luego. La verdad que es un gran privilegio haber podido darme el salto a este gran continente.

Por delante tenía 8 días para poder conocer los rincones de Sydney y de Cairns. Mi itinerario fue el siguiente:
  • 8-10: Finde en Sydney. El día 10 tempranito poner rumbo tempranito a Cairns.
  • 10-13: Estancia en Cairns -> excursión al rainforest y la Gran Barrera de Coral.
  • 13-16: Vuelta en Sydney -> Descubrir nuevos rincones y repasar de nuevo las calles de la ciudad.
El alojamiento debidamente atado antes de mi llegada, y el resto de cosas irían surgiendo sobre la marcha. Aunque por el alojamiento no suele haber problema, ya que, en los propios aeropuertos o terminales de guaguas, disponen de un directorio con los principales hostales del lugar, permitiéndote llamar de forma gratuita y hacer una reserva nada más llega. Sin duda, muy útil para los que hubieran dejado para última hora.

Para ir abriendo boca, como no podía ser de otra forma, el edificio del Opera House.

Y el Harbour Bridge. Ambos elementos, sin duda un referente en la ciudad de Sydney.

El primer día por Sydney había dado para mucho, recorriéndome la zona llamada "Circular Quay", situada al norte de la estación central de trenes, tan sólo 30 minutos a pie. Pasando previamente por "Darling Harbour" y "The Rocks". Con calma las iré detallando en posteriores posts, no quiero empacharles de una vez, jeje.

Realmente, el centro-centro de la ciudad tiene todo muy a mano y se pueden ir visitando las zonas más interesantes con un agradable paseo.

Tiendas, edificios antiguos, centros comerciales, restaurantes, terrazas al aire libre... Se nota que el ritmo de la ciudad es uno totalmente distinto al que uno se encuentra por Hong Kong. Todo más pausado y especialmente más aún en un fin de semana, que se nota.

Poder disfrutar de la brisa del mar, las vistas y nuevamente, caída la noche, la magia que desprende el Opera House. No me cansaría de contemplarlo desde cualquier ángulo.

El día había sido largo pero muy bien aprovechado, y eso que mi aventura australiana estaba apenas comenzando. ¿Qué me depararían los siguientes días?... Lo irán descubriendo.

3 comentarios:

Beñatdijo...

Qué envidia! Es para pensárselo la verdad...has notado mucha diferencia de precio en el vuelo desde Hong Kong comparado con un vuelo desde España??

Que potito...nutriben...

Anónimodijo...

Qué maravilla chicharrero. Al igual que Beñat, me muero de la envidia.

Este viaje me gustaría hacerlo pero más adelante, aunque lo tengo entre ceja y ceja.

Ya nos irás contando los detalles.

Javier I. Sampedrodijo...

@Beñat: La cercanía ayuda mucho a poder hacer este viaje. Miraré por curiosidad cuanto me saldria desde España. Mejor no miro...

@Prognatis: Para no ir empachando, lo iré soltando por poquitos. Me acuerdo cuando publiqué sobre Japón, creo que se me fue la mano con los posts... pero es que me flipó el país, la gente. De Australia tambien he salido encantado, creo que tambien hay cosas para contar.

Un saludo.

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